
Tomo prestado el título para este cuaderno del libro de Federico Hernández de Goncer (Palma, 1948), cuyo subtítulo es espléndidamente expresivo de qué quiero yo hacer en este periplo: Fantasía biográfica de la isla de Mallorca. Una isla, como una vida, se construye día a día, y la nuestra está viva y plena de vivencias actuales y remotas: visitantes ilustres, residentes con cosas que decir y que mostrar, homenajes a quienes fueron y estuvieron, huellas en la isla, muchas todavía frescas, y manifestaciones artísticas de variados signos...

sábado, 17 de julio de 2010
Catherine François y la infancia en signos
El árbol ausente / Catherine François
Madrid: Demipage, 2009
¿Quién no ha regresado al que fuera su entorno infantil para encontrarse con ese árbol ausente con el que concluye Catherine François su libro? Y con el que –de una forma u otra- lo abre, ya que así lo titula, y quizá andamos esperándolo, buscándolo, todo el tiempo.
Pero he empezado mal. Ya sé que no es ése el sentido que Catherine François da al Árbol Ausente en su libro; no es ése como no es ninguno; como es cualquiera. Aunque lo que no deba hacer es desentrañar el final, que tampoco sé si lo hago, Catherine François concluye su libro cerrando la infancia, despidiéndose de –al menos- esa infancia, quizás un punto de vista, una infancia llena de relaciones, de rutinas, de ires y venires, de cotidianeidades, pero también de laberintos y encrucijadas, de túneles y pasillos con los que, mostrándonos un mundo terrestre, podemos imaginarnos un submundo filosófico, imaginario, en el que la psique adquiere protagonismo.
Es un libro del que he hecho una primera lectura muy rápida, casi de un tirón, y del que no he escrito esta nota inmediatamente. Al alejarme, sin embargo, siento un regusto de conjunto. Pierdo los detalles pero valoro la trascendencia de la simbología. Parece el momento de la relectura, porque es un libro que la merece.
PD. He perdido ya dos oportunidades de conocer a la autora por mis dificultades para desplazarme, porque sí, ella es una de nuestras ilustres residentes a tiempo parcial. Y casi vecina. Bienhallada sea.
Santiago Auserón, vecino
Pensé que el primer músico que mencionaría aquí sería Chopin por aquello de su estancia mallorquina, y sin embargo siento un impulso irrefrenable de reproducir las palabras de Santiago Auserón en entrevista a mi apreciada M. Elena Vallés.
Yo vivo aquí todo el año. Es tradicional que sean los de fuera los que vengan a aprovechar las condiciones del lugar; no lo es tanto que sean amables, si no con la hospitalidad, sí con el trato recibido. Y, como dice Auserón,
Esta isla me ha dado la mayor parte de las canciones de Juan Perro. Aquí la gente te deja en paz, hay una calma discreta. El mallorquín tiene una agudeza contenida que sólo muestra cuando le conviene.Magnífica definición del rincón de la creación vecino a donde escribo, en la falda de la sierra de Tramontana, pueblos linderos.
Yo vivo aquí todo el año. Es tradicional que sean los de fuera los que vengan a aprovechar las condiciones del lugar; no lo es tanto que sean amables, si no con la hospitalidad, sí con el trato recibido. Y, como dice Auserón,
echar germen en una tierra, aunque sea inventada.
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