Tomo prestado el título para este cuaderno del libro de Federico Hernández de Goncer (Palma, 1948), cuyo subtítulo es espléndidamente expresivo de qué quiero yo hacer en este periplo: Fantasía biográfica de la isla de Mallorca. Una isla, como una vida, se construye día a día, y la nuestra está viva y plena de vivencias actuales y remotas: visitantes ilustres, residentes con cosas que decir y que mostrar, homenajes a quienes fueron y estuvieron, huellas en la isla, muchas todavía frescas, y manifestaciones artísticas de variados signos...


sábado, 17 de julio de 2010

Santiago Auserón, vecino

Pensé que el primer músico que mencionaría aquí sería Chopin por aquello de su estancia mallorquina, y sin embargo siento un impulso irrefrenable de reproducir las palabras de Santiago Auserón en entrevista a mi apreciada M. Elena Vallés.

Esta isla me ha dado la mayor parte de las canciones de Juan Perro. Aquí la gente te deja en paz, hay una calma discreta. El mallorquín tiene una agudeza contenida que sólo muestra cuando le conviene.
Magnífica definición del rincón de la creación vecino a donde escribo, en la falda de la sierra de Tramontana, pueblos linderos.

Yo vivo aquí todo el año. Es tradicional que sean los de fuera los que vengan a aprovechar las condiciones del lugar; no lo es tanto que sean amables, si no con la hospitalidad, sí con el trato recibido. Y, como dice Auserón,

echar germen en una tierra, aunque sea inventada.

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