
Tomo prestado el título para este cuaderno del libro de Federico Hernández de Goncer (Palma, 1948), cuyo subtítulo es espléndidamente expresivo de qué quiero yo hacer en este periplo: Fantasía biográfica de la isla de Mallorca. Una isla, como una vida, se construye día a día, y la nuestra está viva y plena de vivencias actuales y remotas: visitantes ilustres, residentes con cosas que decir y que mostrar, homenajes a quienes fueron y estuvieron, huellas en la isla, muchas todavía frescas, y manifestaciones artísticas de variados signos...

viernes, 7 de enero de 2011
Reflexión en voz alta
De qué hablo cuando hablo de correr / Haruki Murakami
Barcelona: Tusquets, 2010 (2007, versión original)
Leer a Haruki Murakami es un placer. Independientemente del tema que desarrolle, es un escritor de discurso fluido y cercano, de gran naturalidad. Que en estas memorias explica cómo, para él, la escritura es un acto difícil y lento. Y sin embargo consigue una gran cercanía al lector gracias a su conseguida naturalidad. He dicho memorias y sé que al autor esa palabra le rechina. Aunque no falte a la verdad.
De qué hablo cuando hablo de correr, homenaje reconocido desde el mismo título a su apreciado Raymond Carver, es una reflexión en voz alta sobre su existencia; la del corredor y la del novelista, o lo que es lo mismo, la del hombre que a partir de su impresionante tesón como atleta fortalece su condición de novelista, contrarrestando las horas de quietud que le exige la escritura.
El libro es toda una declaración de principios y la sentida confesión de la posición ante la vida de un escritor que en sus novelas plasma con llaneza una visión del mundo japonés muy cercana y fácil de entender para nosotros los occidentales, su principal fuente de lectores.
Es un ser extraordinario, que no duda en manifestar su lejanía del mundo; es un ser fuera de contexto –poco apreciado en su país de origen- y con un tremendo éxito fuera. ¡También existe la vida actual japonesa!, parece que necesitábamos oír. Sus libros son expresión de un mundo oriental muy muy occidentalizado y modernizado. Es quizá el primero que nos llega que no insiste en potenciar el orientalismo de moda. Contacta tanto y con tanta facilidad con el lector occidental que nos resulta sorprendente.
Él se siente fuera de lugar. Porque yo creo que lo está. Y de ello podemos dar gracias los lectores. Por dejarnos leer su visión del mundo. En el libro comentado la propia, porque pese a su timidez, desnuda sus sentimientos con franqueza y confianza. Lo que se agradece mucho.
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