Este año el Festival de Pollença supera
su primer medio siglo de vida. Lo hace en búsqueda de una presencia nueva. El
músico Joan Valent es el encargado de este cambio de imagen, desde su puesto
como director del ciclo, que este año ha reducido el número de las actuaciones
musicales pero ha ampliado miras: incluye un ciclo de cine, actividades
literarias y otras, además de apuntarse como propia la tradicional exposición
que ocupa la iglesia del Convento; este año, Memòria de l’aigua (i viceversa) del escultor Joan Cortès.
Una buena página web clara y completa
identifica por colores las actividades y las ordena cronológicamente.
Visualmente muy útil.
Pienso que Joan Valent ha logrado una
propuesta fresca y atractiva, además de variada, apta para el verano. Para
adecuar un presupuesto muy reducido sin dejar de lado la música orquestal ha
nombrado residente la World Orchestra, de la que es director titular Josep
Vicent, con la que él viene trabajando y grabando de forma habitual. También su
nombre da hilo conductor al ciclo de cine, en el que ofrece una muestra de
obras para las que él mismo ha compuesto las bandas sonoras. No sé cuánto
tiempo podrá servirle esta fórmula, pero entiendo que es más que razonable.
No es un gestor nombrado como director;
es un músico. Por la misma razón, ha contado con sus contactos y amistades,
tanto en cuanto a la orquesta residente como a personajes como Michael Nyman o
el arquitecto Norman Foster, protagonistas ambos de sendos estrenos absolutos.
El de Nyman (Body Parts, encargo del
festival) se reserva para el sábado 4 de agosto, mientras el pasado viernes 6
de julio se inauguraba el Festival con el estreno mundial de la Foster Symphony que el músico Valent
ofreció al arquitecto, para quien ya había escrito la banda sonora del
documento ¿Cuánto pesa su edificio, Sr.Foster?.
El estreno no fue la primera pieza de
un concierto que tuvo como a protagonista la Orquestra Simfònica de les Balears
con el ya citado Josep Vicent como director. Primero pusieron sobre los atriles
la Novena Sinfonía de Antonin Dvorak,
conocida como del Nuevo Mundo. Aquí
encontrarán excelente crónica de la velada y comedida crítica, respectivamente.
Lo que lamento mucho es la estulticia
de algunos periodistas, sumada a la osadía de hacer sin saber. Ir, grabar y
publicar no puede hacerse sin pensar. Fueron, grabaron lo primero que sonó (que
era la Sinfonía de Dvorak) y soltaron
que sonaba el estreno mundial de la SinfoníaFoster. De veras que lo lamento por usted, Sr. Valent.
Siempre nos quedarán los asesores
musicales, aunque por falta de presupuesto nadie cuente con ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario