Ahora que Palma reprende la actividad artística, a
mí me hierve la sangre, toda la que durante el verano ha estado y seguirá
rezumando en la Capilla del Rosario de Pollença hasta casi finales de este mes
de septiembre.
Rojo. Terciopelo. Luz que refleja el rojo que
cuelga. Rojo también el suelo, húmedo del goteo de sangre. Sangre –claro que
civilizada, en forma de tinta- que se recoge en un gran marco rectangular
situado en el suelo. Rojo que va plasmando su propia representación pictórica.
La causa que da pie a esta Fuerza de gravedad se encuentra en el altar. Luz que destaca el
retablo central con la Virgen del Rosario, pero también con la luz blanca que
nos dirige la mirada hacia el rectángulo blanco de la pantalla que exhibe el
video de la matanza de inocentes producida en Iraq en 2007 que Julian Assange
denunció en 2010 a través de Wikileaks.
Anestesia. Es el estado en que nos encontramos.
Todos. Nosotros. Lo dice Susan Buck-Morss cuando revisa la visión que sobre la
alienación de la humanidad sentenció Walter Benjamin, al decir aquello de que «la
humanidad... es ahora un espectáculo por sí misma». Lo importante ahora es
salir de la anestesia que nos impide percibir lo que está pasando.
La Fuerza de gravedad que Astrid Colomar ha colgado en la Iglesia de
Santo Domingo de Pollença nos situa ante un fenómeno estético: el conjunto de
rojos y terciopelos que rezuman, es decir, el conjunto de butacas de terciopelo
rojo primorosamente colgades del techo e iluminadas, no son más que la
representación de la sangre rezumada por el mal en el mundo. La matanza de
inocentes en Iraq denunciada por Assange tanto como ahora la muerte de más
inocentes en aguas del mediterráneo en la huida de los sirios de un país que se
ha vuelto inhabitable.
Es también el efecto
estético de la propuesta de Astrid Colomar la que nos hace pararnos ante la
realidad del mundo, a partir de la belleza que nos propone, con la intención de
sacarnos de nuestra propia anestesia. De hacernos conscientes de la realidad.
Nos ofrece un momento de
reflexión; también de belleza, en la percepción del arte como aproximación a la
realidad.
Fuerza de gravedad,
instalación de Astrid Colomar. Proyecto comisariado por Georgina Sas.
Iglesia
de Santo Domingo de Pollença, 18/07-25/09, 2015.
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