Tras la noche de Alart
Art de nit a Alaró queda toda una semana de fiestas en que visitar, cualquier
día a la caída de la tarde, unas cuantas propuestas. Me gusta mucho más
adentrarme en salas dedicadas a un artista, donde puedes captar cierta esencia
de un trabajo que en colectivas como las que se organizan en el hall y los soportales
del Ajuntament. Allí siempre puedes descubrir puntos de vista artísticos que te
emocionen, pero el eclecticismo no es lo más cautivador. En el patio sí se
muestran juntas una selección de esculturas de Alfred Lichter que ya no tiene
espacio propio para su fundación.
Fundidas en hierro de cañones da expresivo título al trabajo del escultor Antoni
Miquel Morro instalado en el nuevo espacio Escultura
Balear (calle Joan Alcover 1, esquina a la avenida que nos llevará a la
plaza). Figuras humanas siempre femeninas que merecen la visita.
Subiendo hacia la plaza, es la galería Addaya Centre d’art contemporani el
siguiente punto. ¿Cómo vive un viajero impenitente en una isla? es la propuesta
de Fernando Villena. Island life: Work in
progress. Trabajo, como una vida, en proceso, el que presenta, en el que
esa vida en la isla se ha vuelto geométrica. Son obras de abstracción
geométrica en que los distintos niveles de vida, o pictóricos, se muestran
separados como por marcos o cortinas. De la organicidad toda sinuosa y llena de
curvas de la vida captada en sus fotografías a la línea que rompe en espacios
el lienzo. ¿Por qué, me pregunto yo, esa geometrización de la isla? Enrique
Martínez Goikoetxea habla de un paso en su obra de la figuración a la
abstracción, pero también de la importancia «de los
viajes y la experiencia de llamativos escenarios naturales, en la búsqueda de
la luz o la experimentación con un espacio». La experimentación del espacio de
la isla parece haberle llevado a esta geometrización del espacio. Eso sí, con
un uso del color muy atractivo, ¿paisajístico?
Curiosa la propuesta de Can Bou, el más fascinante
de los comercios del pueblo. Han dedicado un escaparate a Joan Ávila, ese sugestivo
pintor de escenas con personajes colocando unos pequeños cartones con figuras
pintadas entre el conjunto de piezas de un juego de café. Sólo es un
acercamiento mini a la obra de Joan Ávila, pero tiene gracia.
Enfilando hacia la plaza, en la calle Petit tenemos
hace algo más de un año un nuevo espacio sobrio y gris pero moderno y atractivo
que viene a demostrar que el arte funciona: Alaró
XF (Galeria Xavier Fiol) exhibe unos cuadros todos de idéntico tamaño –lo
que no deja de tener su gracia- de Santiago Picatoste. Magnet lo ha titulado.
El color atrae desde la calle. Penetras en la sala y
te envuelve, todo diseminado en pequeños retazos. Son obras de tamaño mediano en
los que se exhibe una extensa muestra cromática de gran viveza. A manera de
acuarios, los cuadros lucen con un brillo especial: la que les confiere el
metacrilato sobre el que están realizados. ¿Pintura encajada entre dos
soportes? El color, el resultado, se vislumbra a través del brillo del soporte,
con una gran vivacidad. Cuadros abstractos, como diría Carlos Jover «en
la senda del más riguroso expresionismo abstracto» que van sin embargo mucho
más allá en el despliegue del color en lo que es un recuerdo del pop art.
Pinceladas, dibujos de estructuras nerviadas como de hojas, recuerdan las
impresiones a manera de grabado de elementos de la naturaleza.
O nada o todo de Santiago Ydáñez nos recibe en la sala de
exposiciones del Casal Son Tugores con
sus monumentales pinturas, más amables de lo que podríamos esperar. Rostros,
sí, pero sin distorsión; esta vez no son humanos. Es una espectacular
exhibición de animales a tamaño desmesurado, todos con una expresión
fundamentalmente amable, entrañable. En la salita del aljibe nos aguardan las
obras más exquisitas: las más pequeñas, sí, pero unificadas todas por el color
blanco. Un perro, un gato, un caballo. Magistral uso del blanco sobre blanco
para conseguir expresión. Expresión de ternura. Resulta una exposición muy
reconfortante.
En el hall es una muestra de videos la que parece
querer relacionarse con esta demostración de pintura a lo grande: Las bestias que habitan en mí da título
a una propuesta de cinco videos comisariada por Adonay Bermúdez que provienen
del Tea Tenerife Espacio de las Artes.
Responden muy bien al título común: de la asfixia y su expresión a esa bestia
que puede manifestarse bailando o simplemente mirándonos a la cara. Depende de
nosotros la atención que le demos.
Y por último otra colectiva –muy colectiva- de obras
de jóvenes creadores que se despliegan en vídeos, dibujos, esculturas o
intervenciones que nos enfrentan a muchas de las vivencias de la vida real: se ha
acabado el arte como manifestación de belleza. El arte ahora es denuncia -como
por otra parte ya lo había sido en sus inicios-, expresión de la angustia, el
temor, el miedo, de emoción en suma. Nos espera en el primer piso del Casal.
Alart Art de nit a Alaró, 7 agosto 2015
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