Tomo prestado el título para este cuaderno del libro de Federico Hernández de Goncer (Palma, 1948), cuyo subtítulo es espléndidamente expresivo de qué quiero yo hacer en este periplo: Fantasía biográfica de la isla de Mallorca. Una isla, como una vida, se construye día a día, y la nuestra está viva y plena de vivencias actuales y remotas: visitantes ilustres, residentes con cosas que decir y que mostrar, homenajes a quienes fueron y estuvieron, huellas en la isla, muchas todavía frescas, y manifestaciones artísticas de variados signos...


lunes, 7 de mayo de 2018

«Ella» seguimos siendo todas

“Ella” en Es Centre, Selva, 5 de mayo de 2018
Fotografía de Fiona Mettini

Cuando algo me toca hasta doler mi recurso es la estilográfica. Podría hablar de mis pequeñas joyas que corren como el galgo sobre un buen papel. Podría hablar también de esas otras pequeñas joyas que son mis dedos amaestrados corriendo igualmente diestros sobre un teclado. Aunque de lo que quiero hablar es de lo que duele.

Duele cuando te toca la fibra interior sensible, esa que llamamos emoción y es vida, o inteligencia; no, inteligencia es la de quien sabe tirar el dardo que muestra, que destaca, que hace ver eso que duele. La verdad, el mundo, la lucidez. Uf lo que duele cuando nos la muestran en crudo y sin velos. Hoy y hace cuatrocientos años; hace cuatrocientos años y hoy.

¡Qué actual es el mensaje de Sor Juana Inés de la Cruz! Ella lo puso sobre el papel y ahora la compañía de Teatro La Lavandería lo exhibe sobre las tablas. Adaptación dramática la que ha hecho Marisol Ramírez de la escritura viva, vivaz, enérgica y actual de una figura que por estos lares nos empeñamos en desconocer. Otra cosa es el reconocimiento que tiene allende el charco. Su México natal sí ha sabido valorarla. Me sorprende que en este mundo de globalización en que compartimos tanto, la cultura real, la que aporta puntos de vista, esa parece que la ignoremos, como si no fuera importante difundirla. Mundo globalizado en el que cada vez sabemos más de menos cosas y más fútiles. Pero en el que no reflexionamos ni queremos saber nada de quienes sí lo hacen.

De Sor Juana Inés de la Cruz se podrían decir muchas cosas, pero para eso están sus libros e incluso la wikipedia, y el google todo que inunda cualquier pantalla sólo con clicar su nombre. O el montaje teatral que Marisol Ramírez en la adaptación dramática, Assun Planas en la dirección escénica y Toni Socias en la escenografía concisa y sabia ofrecen en un lento gotear de funciones aquí y allá, sin la fuerza de una gira pero con el ímpetu de su desvelo.

«Ella» se estrenó en Palma; sonó en México, en menos funciones y lugares de los previstos por mor del último terremoto que les tiró abajo el escenario; sobrevoló Cataluña y prepara su desembarco en tierras castellanas y portuguesas antes de regresar a Palma, donde ‑por fin- tiene previstas dos actuaciones el próximo otoño. En la isla, tras el estreno que dejó sin localidad a muchos interesados, el sábado 5 de mayo el auditorio de Es Centre de Selva les acogía: al Teatro La Lavandería, a Sor Juana Inés de la Cruz y sus fantasmas y realidades, tan actuales, y al público que llenamos la sala intuyendo que lo merecía, como así fue.

Que le duela a uno es muy bueno. Que le sorprenda, que le maraville, que le ponga ante los ojos la actualidad de la escritura de Sor Juana Inés de la Cruz, quien firmaba el texto del que parte la obra el 1 de marzo de 1691, apenas cuatro siglos atrás: la carta en Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, inédito travestismo del obispo mexicano de Puebla que pretende bajo este pseudónimo ponerse al nivel de la mujer a la que reprende por todo aquello que casi aún ahora no puede hacer mujer: pensar, reflexionar, estudiar, escribir, decir, decidir, decir no, hacer, denunciar. El mundo de la fe fue el único reducto para no tener -al menos- que someterse a las obligaciones de la vida de familia y poder desarrollar la formación del espíritu y el estudio, cosa que también pretenden evitarle enviándola a la cocina, donde sin embargo -dice- se puede “filosofar y aderezar la cena”, que añade: “Si Aristóteles hubiera guisado, mucho más hubiera escrito”.*

Reivindica en toda su actualidad el pensamiento, la necedad del hombre, el desvelo ante cualquier denuncia que ahora se diría feminista, y ah, el silencio, que “pero como éste es cosa negativa, aunque explica mucho con el énfasis de no explicar, es necesario ponerle algún breve rótulo para que se entienda lo que se pretende que el silencio diga; y si no, dirá nada el silencio, porque ése es su propio oficio: decir nada”. Silencio que “no dice lo que vio, pero dice que no lo puede decir; de manera que aquellas cosas que no se pueden decir, es menester decir siquiera que no se pueden decir, para que se entienda que el callar no es no haber qué decir, sino no caber en las voces lo mucho que hay que decir.”

Sor Juana Inés de la Cruz calla y dice, dice y calla y denuncia y reflexiona y casi cuatrocientos años después las mujeres podríamos todas clamar su Respuesta a Sor Filotea en tantas ocasiones y situaciones que demuestran su cruda actualidad, o la tristeza de que ni siquiera con la lucha de tantas mujeres que Ramírez reivindica hayamos conseguido todavía un símil de igualdad o de respeto.

Sola sobre el escenario, Marisol Ramírez cuenta con una escenografía somera pero precisa que la acompaña todo el rato y la mantiene en activo mientras dice y muestra la actualidad de la reflexión de Sor Juana Inés de la Cruz junto al audiovisual con el que dialoga y permite las idas y venidas del siglo XVII en México a la actualidad más rabiosa en la España del XXI en que todavía ahora las mujeres necesitamos reconocimiento y asunción de nuestro propio cuerpo y poder.
*Citas de Respuesta a Sor Filotea en Wikisource



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