
Hechos poco fieles / Lena Andersson
Traducción de Pontus Sánchezç
Barcelona: Alfaguara,
2020. 326 páginas
No es que
la literatura escandinava esté de enhorabuena; somos nosotros, lectores
castellanos del sur los que por fin damos entrada a sus textos. Así, de la
escritora y periodista sueca Lena Andersson (1970) se acaba de publicar en
español la segunda de sus ocho novelas. Todo gracias a Pontus Sánchez, experto
traductor al que sin embargo me atrevo a sugerir la vaguedad de un título que,
según grosera traducción de google, vendría a ser algo así como “sin
responsabilidad personal” que, siendo igual de inexpresivo, me parece se acerca
más al contenido del libro.
Lena
Andersson recurre a la misma protagonista de su galardonada Apropiación
indebida: una novela sobre el amor: la escritora Ester Nielssen, un
personaje con grandes concomitancias a manera de alter ego de la autora, se
enfrenta en esta ocasión a una relación amorosa con un hombre casado, el actor
Olof Sten. Lo importante de la novela no es la trama amorosa en sí, sino los
planteamientos mentales que la sostienen y los discursos de autoconvencimiento
o justificativos que la desarrollan.
La voz de
la narradora, desde la omnisciencia que le permite en unas pocas ocasiones
narrar lo que siente o decide Olof, está inmersa en el personaje de Ester,
desde cuya visión seguimos el progreso de esa relación, que como lectores
sentimos abocada al fracaso, mientras la protagonista intenta hacerse creer a
ella misma su viabilidad: “Ella quería que su vida juntos arrancara de una vez”.
Ester, Olof, el amante que niega serlo -“él quiere un poco de cada y asegurarse
de que la fuente no se agota nunca”-, el coral grupo de amigas de ella con
quienes “reponer las provisiones de compañía, buena comida y rigurosa
resolución de problemas” y unos pocos actores de teatro y compañeros de Olof
que resultan necesarios para aportar un punto de vista diferente al desenlace,
son todos los personajes de una novela que se dedica a intentar entender los
subterfugios por los que transitan las relaciones amorosas.
Un
planteamiento que, en general, se aguanta bien, en el que reflexiones sensatas
y hasta sorprendentes se engarzan con tópicos manidos sobre el tiempo y su
transcurso, especialmente en relación con el despliegue de la naturaleza. En
esencia, resulta un agradable recorrido por una atractiva Suecia de teatros,
conferencias, museos y paseos en una novela de estructura esencialmente lineal.
Curiosamente, solo el inicio rompe esa estructura, aunque no seamos muy
conscientes de ello hasta que se desvele, más adelante, la explicación del
secreto que no sabíamos tal. Muy poético eso de la entrega del mensaje
encriptado a través de una floristería, pero poco creíble. Si alguien sabe de
secretos y entregas de emociones, son las floristerías, aunque eso sorprenda a
nuestra autora.
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Publicado en Los Lunes de El Imparcial el domingo 5 de abril de 2020. |
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