Tomo prestado el título para este cuaderno del libro de Federico Hernández de Goncer (Palma, 1948), cuyo subtítulo es espléndidamente expresivo de qué quiero yo hacer en este periplo: Fantasía biográfica de la isla de Mallorca. Una isla, como una vida, se construye día a día, y la nuestra está viva y plena de vivencias actuales y remotas: visitantes ilustres, residentes con cosas que decir y que mostrar, homenajes a quienes fueron y estuvieron, huellas en la isla, muchas todavía frescas, y manifestaciones artísticas de variados signos...


domingo, 7 de junio de 2020

Heridas abiertas / Begoña Méndez









Begoña Méndez: Heridas abiertas
Terrades (Girona), WunderKammer, 2020




Sobrecogedor supone pensar que Heridas abiertas sea un buen título para un ensayo sobre la escritura de diarios íntimos de mujeres. Lo es, sin embargo, y la palabra «herida» quizá sea la más repetida -sin desmesura- en el texto, junto a otra que anticipa la cita inicial, debida a Alejandra Pizarnik en sus Diarios: «Hay cicatrices que se rebelan para volver a su condición primera: heridas».
Tengo en las manos un delicioso librito de la colección de Cahiers (el número cinco, este) que la editorial WunderKammer viene publicando con preciosos ensayos de aproximación a temas variados. En él, Begoña Méndez propone un recorrido por la escritura de diarios íntimos de mujeres a partir de diez propuestas, que transita en un orden cronológico en el que prima el orden temático.
Este ensayo es una lectura muy personal de la filóloga y periodista cultural Begoña Méndez que, en forma cíclica, abre y cierra su exploración por los sentimientos que le desvelan cada una de las autoras desde la elaboración de su propio diario, que califica de gráfico. Casi a la par que este texto ensayístico ha publicado Una flor sin pupila y la mujer de nieve (Sloper, Palma, 2019) que ella misma denomina «artefacto literario hecho de versos y collages». Este solipsismo en forma de collage le sirve de punto de partida pero también de retorno a la visibilidad de los diarios íntimos de diez escritoras que hicieron perceptibles esas heridas propias. Parten de ser un dispositivo de control para acompañar la lucha de la mujer moderna en su conquista de un espacio público propio, a ir más allá, en un discurso que acaba disolviendo los confines entre los ámbitos privado y público para convertir estos textos en literatura de la vida. Lo afirma y lo muestra Méndez en esta lectura que se desplaza por los diarios íntimos escogidos desde la agresión que la fiereza de los textos le provoca y que no duda en mostrarnos.
Begoña Méndez transita por los textos memorialísticos de diez mujeres, incitando con fuerza a la lectura de cada uno de ellos, a la vez que te ofrece un acercamiento a sus contenidos. De la más alejada en el tiempo, Santa Teresa de Jesús, que escribió en 1560 su Libro de la Vida como ejercicio de control exigido por sus confesores, salta al cambio de siglo del XIX al XX con los escritos de Soledad Acosta, Zenobia Camprubí o Lily Íñiguez en que el diario todavía es herramienta del control bien materno, bien marital, en que la mujer comienza a utilizar la letra como estrategia de supervivencia.
Teresa Wilms y Margarita Gil Roësset ponen voz a las mujeres que todavía no la tienen, en un intento de reivindicar territorios de autonomía en vidas tan llagadas que se conducen hacia el suicidio. Como Idea Vilariño y Alejandra Pizarnik, para quienes la escritura del diario ya ha logrado ser literatura. Pizarnik, que versificará «Tú eliges el lugar de la herida / en donde hablamos nuestro silencio», utiliza las palabras como puñales, como heridas terribles, nos dirá Begoña Méndez, en esta disección de diarios íntimos que recala finalmente en la escritura diarística como arma, personalizada en la contundencia intelectual de la escritura de Susan Sontag, y finalmente en el uso político del diario, en la única muestra de una autora viva, la voz de la argentina Mariana Eva Pérez Roisinblit que parte inicialmente del uso del blog para rescatar su historia del olvido; la suya y la de una generación doliente argentina.
Cierra su pequeño cuaderno Begoña Méndez, tras un somero repaso a las lecturas propuestas, con el recuerdo de que "la intimidad no sella cicatrices", porque un diario íntimo nace donde "una mujer sola ubica su escritura en el lugar recóndito de la herida abierta", con la reivindicación final de la poética del paisaje interior que para la literatura significan estos textos

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Publicado en Los Lunes de El Imparcial el domingo 24 de mayo de 2020.

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